El Contador de Historias

Manos sucias

No esperen que tenga las manos limpias.

Hoy vengo con las manos sucias, inmundamente cochinas de tierra, polvo, harina, carbón, tinta, pero principalmente manchadas de sueños hasta los codos. Y por más que les refriegue el jabón como un obseso siempre quedará algún rastro entre mis uñas del camino que recorrí, así que ya no pretendo una pulcritud que no me define, pues soy estas harapientas manos que acarrearon, golpearon, estrujaron, construyeron y sobre todo acariciaron desde este humilde universo de diez dedos.

Me alegro que así sea, pues ¿cuántas historias podrían contar unas manos limpias y temerosas?

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